La primera ministra de Perú, Mirtha Vásquez, viajó este miércoles a la sureña región de Apurímac para reanudar una ronda de diálogo con las comunidades campesinas que desde hace diez días secundan un paro que impide operar con normalidad a la mina de cobre Las Bambas, una de las más grandes del mundo.
«Pretendemos restablecer el diálogo con las comunidades que se encuentran en paro hace varios días y pretendemos restablecer el diálogo y la paz en estos lugares», declaró Vásquez a la prensa.
La jefa del gabinete ministerial aseguró conocer las «justas demandas» de las comunidades que habitan cerca de la minera china y la importancia de escucharlas desde el Estado para «llegar a acuerdos y trabajar conjuntamente».
Vásquez viaja a Apurímac acompañada del ministro de Energía y Minas, Eduardo González, y de los viceministros de Economía y Transportes, luego de que las autoridades de la provincia de Cotabambas invitaran al Ejecutivo a la zona para intentar solucionar la protesta que desde el pasado 18 de octubre mantiene bloqueado el corredor minero.
MESA DE DIÁLOGO QUEBRADA
Las comunidades campesinas aledañas a la minera MMG Las Bambas retomaron los bloqueos después de que se quebrara la última mesa de diálogo que instauró en setiembre pasado el ex primer ministro Guido Bellido, quien renunció al cargo el pasado 6 de octubre.
Con su salida, las conversaciones se detuvieron y el cronograma de trabajo quedó paralizado, lo que llevó a los dirigentes comunales a convocar un nuevo paro para impedir el traslado de vehículos pesados de la empresa minera por las vías públicas nacionales.
A través de un comunicado, Las Bambas advirtió que este nuevo bloqueo de vías puede perjudicar económicamente a la región porque «impiden el transporte de concentrado de cobre desde la unidad minera hasta el puerto, impidiendo su venta y por tanto reduciendo las regalías».
«Es decir, los bloqueos reducen el monto de estos importantes recursos económicos necesarios para Apurímac», insistió la empresa, que aseveró que «viene participando activamente en todos los espacios de diálogo establecidos por el Gobierno Nacional para explorar soluciones a las demandas de las comunidades de Cotabambas, a fin de llegar a acuerdos que sigan promoviendo su desarrollo».
LAS DEMANDAS
El mayor malestar de las comunidades que habitan cerca de la mina es el constante tránsito de camiones de gran tonelaje que atraviesan su zona para transportar el cobre, lo que genera polvareda.
Por ello, exigen el pago de las indemnizaciones de daños y perjuicios por impactos ambientales, sociales y culturales, así como el pago de los derechos de servidumbre minera.
Además, también demandan ser consideradas como proveedores de bienes y servicios de la empresa minera y como área de influencia directa ambiental y social de la misma mina.
Desde 2017, cuando empezó el conflicto que involucra a comunidades campesinas de las regiones de Apurímac y Cusco con la minera Las Bambas, se han desarrollado más de veinte procesos de diálogo, la mayoría de ellos como resultado de protestas sociales.
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