Un estudio del IPE revela que Perú tarda 62 años en desarrollar un proyecto de cobre, casi el doble del promedio global, lo que frena inversiones clave a pesar de los altos precios de los metales.
Un nuevo estudio del Instituto Peruano de Economía (IPE) ha puesto en evidencia una de las mayores debilidades de la industria minera en Perú: la excesiva demora en el desarrollo de proyectos. Según el gerente general del IPE, Carlos Gallardo, el tiempo promedio para que un proyecto minero pase de la exploración sistemática a la primera producción es de 40 años, cifra que se dispara a 62 años en el caso del cobre. Este dato es alarmante, especialmente si se compara con el promedio global, que ha crecido a 28 años, pero sigue estando muy por debajo de los plazos peruanos. La mayor parte de estas demoras se concentra en la fase inicial, afectando la competitividad del país en un contexto global de alta demanda de metales.
Las principales causas de esta parálisis se atribuyen a una combinación de factores. En primer lugar, la excesiva tramitología y la burocracia en la fase de permisos y evaluaciones ambientales generan retrasos significativos. En segundo lugar, la conflictividad social se ha convertido en un obstáculo constante para el avance de las operaciones. Adicionalmente, el estudio señala que los costos de exploración se han triplicado en las últimas dos décadas, pasando de US64millonesaUS192 millones por proyecto, y la tasa de conversión de descubrimientos a operaciones ha caído drásticamente, lo que refleja la complejidad del entorno de inversión.
El impacto de estas demoras se refleja en la competitividad de Perú. En el Índice Fraser, el país ha caído del 83% al 51% en comparación con otras jurisdicciones mineras entre 2018 y 2024. Este deterioro ha impedido que Perú aproveche los altos precios de los metales para atraer nuevas inversiones, a diferencia de competidores como Chile. De hecho, nueve de los 29 proyectos de cobre más grandes paralizados en el mundo están en Perú, lo que representa un 22% de la producción potencial global. Si no se toman medidas inmediatas, como la simplificación de trámites, el fortalecimiento institucional y la mejora de las relaciones comunitarias, el tiempo para desarrollar un proyecto podría superar los 55 años, comprometiendo gravemente el futuro del sector minero en el país.