Boom de Exportaciones Impulsa Inversiones Millonarias y un Reto Crítico
La minería peruana se ha afianzado como el motor económico ineludible de la nación, demostrando una resiliencia y crecimiento que la han situado en el centro de la atención financiera global. Esta tendencia impactante se refleja en el crecimiento sostenido de las exportaciones, que superan el 15%, logrando que el sector represente aproximadamente dos tercios (65.9%) del valor total exportado del país. Este auge, impulsado por la demanda global de cobre como metal fundamental para la transición energética, asegura la estabilidad macroeconómica y posiciona a Perú como una pieza insustituible en la cadena de suministro de metales esenciales del planeta.
El sector no solo mira al presente, sino que impulsa una visión de futuro respaldada por una ola de inversión. Las proyecciones indican que el capital invertido en proyectos mineros superará los US$ 6,000 millones al cierre del periodo, lo que denota una firme confianza internacional. Esta inversión no solo busca expandir las reservas de cobre, sino que también se enfoca en la exploración de minerales críticos como el litio, fundamentales para la tecnología de baterías. Paralelamente, la tendencia se inclina hacia la minería inteligente y sostenible, con la integración de tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA) y un compromiso creciente con los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) para asegurar operaciones de clase mundial.
Sin embargo, para que este potencial multimillonario se concrete, existe un desafío interno crítico y urgente. El gran obstáculo que enfrenta el sector formal es el crecimiento sin control de la minería ilegal, un «flagelo» que amenaza la seguridad, el medio ambiente y la reputación del país ante los ojos de los inversionistas. La capacidad de Perú para agilizar los permisos, ofrecer un marco regulatorio estable y, sobre todo, combatir con eficacia esta actividad ilícita, será el factor determinante para capitalizar la demanda global. El éxito futuro de Perú depende de cómo gestione esta tensión entre el vasto capital internacional y la necesidad de gobernar su territorio con firmeza y transparencia.


