Minería Ilegal Desata Violencia y Daños por $12,000 Millones en Perú
La minería, esencial para la economía peruana con un crecimiento en la producción metálica que supera el 8% en el primer trimestre, se encuentra bajo la sombra de una amenaza crítica y en rápida escalada: la minería ilegal. Esta actividad ilícita ha dejado de ser un problema marginal para convertirse en una fuerza destructiva asociada al crimen organizado, el narcotráfico, la trata de personas y el lavado de activos. El Instituto Peruano de Economía (IPE) estima que el oro ilegal llega a mover la impresionante cifra de $12,000 millones de dólares anuales, una cantidad que supera con creces las ganancias de otros delitos en el país, como el narcotráfico.
El impacto de esta minería fuera de la ley no se limita a las pérdidas económicas y la evasión fiscal, sino que se traduce en un drama humanitario y ambiental sin precedentes, especialmente en regiones ricas en oro como Pataz y Madre de Dios. En Pataz, la situación ha escalado a niveles de violencia brutal, con ataques y asesinatos contra personal de la minería formal que busca controlar el territorio. Este accionar genera inseguridad y pone en entredicho el atractivo de inversión en un país que, por otro lado, defiende la minería moderna, responsable y socialmente comprometida como motor de desarrollo y fuente de canon para los gobiernos locales.
La incapacidad para combatir eficazmente este flagelo se agrava por la pérdida de competitividad de la minería formal debido a una excesiva tramitología y la disminución del presupuesto estatal destinado a la lucha contra la ilegalidad. Existe una sensación de que el Estado peruano, al reducir los esfuerzos de control y no distinguir con claridad la minería artesanal formal de la ilegal —especialmente con el polémico registro REINFO—, está cohabitando con el delito. Se vuelve urgente una estrategia integral que vaya más allá de las medidas drásticas, aborde la superposición de concesiones y garantice que el crecimiento minero se traduzca en bienestar real para las poblaciones locales.