Tía María: El proyecto más polémico de Perú, a un paso de iniciar su construcción a pesar del rechazo social.
El controvertido proyecto cuprífero Tía María, de Southern Perú Copper Corporation, ha vuelto a encender el debate nacional e internacional, posicionándose como una de las noticias de mayor tendencia en la minería peruana. A pesar de años de paralización y un histórico rechazo social en el Valle del Tambo (Arequipa), el gobierno peruano ha intensificado su respaldo, declarando que el proyecto es una «realidad» y asegurando que su construcción iniciará en el corto plazo, con proyecciones de inicio de producción para 2027. Southern Perú ha anunciado un desembolso de $1,100 millones entre 2025 y 2026, lo que subraya la firme intención de avanzar, a pesar de que la licencia de construcción fue suspendida en 2019 y las nuevas protestas de agricultores se reactivan en el Valle de Tambo.
La información más impactante y que subraya la polarización del conflicto radica en las promesas económicas versus el temor ambiental. Southern Perú reitera que el proyecto no usará agua del Río Tambo, sino agua de mar desalinizada, buscando desactivar la principal preocupación de los agricultores. A pesar de esta garantía técnica, las comunidades del Valle de Tambo, cuya subsistencia depende de la agricultura, han respondido con huelgas indefinidas y bloqueos de vías, rechazando el proyecto que consideran un símbolo de cómo el desarrollo económico se intenta imponer sin licencia social. El conflicto, que ha cobrado vidas en protestas pasadas, pone al Estado en una encrucijada entre el impulso de la inversión y la garantía de los derechos socioambientales de la población local.
El destrabe de Tía María es visto por el Ministerio de Energía y Minas (MINEM) como un motor clave para la reactivación económica del país, proyectando la producción de 120,000 toneladas métricas de cobre al año durante dos décadas. Esta inversión, con un aporte estimado en más de S/ 5,460 millones en Canon y regalías a lo largo de su vida útil, busca transformar el sur peruano con la generación de miles de empleos. Sin embargo, la resistencia social es tan palpable que líderes y organizaciones locales denuncian que se está evaluando «imponer» el proyecto, ignorando el historial de conflictividad y la falta de confianza en los controles ambientales, elevando la tensión a niveles críticos y manteniendo a Tía María como el polvorín social del Perú.


