Inversiones récord chocan con una «meseta» de producción: Perú lucha por recuperar el trono mundial del cobre.
El sector minero peruano atraviesa un período de profunda dualidad, donde las cifras de inversión y las caídas de producción configuran un panorama de alta volatilidad y tendencia global. El país, que históricamente ha sido el segundo productor de cobre a nivel mundial, ha intensificado sus esfuerzos para revertir el desplazamiento en el ranking global por la República Democrática del Congo. A nivel de empresas, el liderazgo de la producción nacional se consolida en el sur, con Southern Perú Copper Corporation a la cabeza del ranking en 2025, seguida de cerca por Minera Las Bambas y Cerro Verde. Sin embargo, la noticia más impactante es la fuerte caída en la producción de gigantes como Antamina y Cerro Verde, una situación que pone en evidencia un riesgo de «plató» o estancamiento, desafiando el objetivo de alcanzar cifras históricas de extracción de cobre.
A pesar de los retos operativos y las caídas puntuales en el volumen de metal rojo, la inversión minera en Perú se mantiene en cifras récord y con un enorme potencial. La cartera de proyectos de inversión minera ha alcanzado la cifra estratosférica de US$64,000 millones en 2025, el nivel más alto registrado desde 2014. Este dato de tendencia refleja la confianza global en el subsuelo peruano, especialmente en el cobre, que domina la cartera de proyectos de exploración. No obstante, existe una paradoja que genera preocupación: cerca del 69% de esta colosal cartera no tiene una fecha de inicio definida. Este desfase entre el apetito por invertir y la ejecución real subraya los desafíos burocráticos y la necesidad de acelerar el destrabe de proyectos estratégicos en etapas tempranas como La Granja, Michiquillay y Cotabambas.
El impacto social de la minería es la otra cara de esta tendencia. El sector ha roto marcas en la generación de empleo formal, alcanzando un máximo histórico con más de 254,000 puestos de trabajo directos en 2025, consolidando su rol como uno de los motores laborales del país. Este impulso económico, sumado a la necesidad de aprovechar los altos precios internacionales de los metales, impulsa al gobierno a buscar soluciones regulatorias que permitan aumentar la capacidad de producción en las plantas de beneficio. La consolidación del liderazgo de Perú en el mercado del cobre es fundamental no solo para la economía nacional, sino para la transición energética global, ya que el cobre es un mineral crítico para el desarrollo de energías limpias y la electromovilidad, asegurando al país un papel geopolítico clave en el futuro energético.


