Gigante Freeport Sube 10%: La Demanda Eléctrica Global Dispara sus Ventas
Freeport-McMoRan, el coloso minero global y principal proveedor de cobre en Estados Unidos, proyecta un aumento del 10% en sus ventas de cobre para la segunda mitad de 2025, impulsado por la acelerada transición energética mundial. Con los precios del cobre en máximos históricos y la demanda impulsada por vehículos eléctricos, infraestructura de energía renovable e Inteligencia Artificial (IA), el cobre se ha consolidado como el metal más estratégico. La compañía está capitalizando su posición dominante en el mercado estadounidense —donde representa más del 70% de la producción refinada—, previendo beneficios financieros de cerca de US$1.700 millones anualmente solo por las primas locales sobre el precio internacional. Este optimismo se ve reforzado por su bajo costo efectivo de producción, que se sitúa en torno a US$1.13 por libra.
La estrategia de Freeport para mantener su liderazgo se centra en la expansión, integración y eficiencia operativa. A nivel global, la inauguración de su fundición en Indonesia convierte a la empresa en un productor de cobre totalmente integrado. Paralelamente, en Sudamérica, donde opera minas clave como Cerro Verde en Perú y El Abra en Chile, se enfocan en proyectos de continuidad operacional que aseguren el suministro a largo plazo. En Chile, el proyecto de Minera El Abra contempla una inversión que busca incrementar la producción de cobre del país en 6.4% e incluye una planta desaladora, crucial para la sostenibilidad hídrica. Este enfoque en la eficiencia se evidencia también en la implementación de nueva tecnología de lixiviación en su mina Morenci (EE. UU.), apuntando a una producción de 800 millones de libras anuales por este método.
Sin embargo, el camino no está exento de obstáculos. La compañía ha tenido que reducir su guía de producción global tras una tragedia en su yacimiento de Grasberg en Indonesia, lo que subraya el riesgo inherente a las operaciones de gran envergadura. Además, el entorno geopolítico y regulatorio sigue siendo volátil: la introducción de aranceles al cobre en EE. UU. y las crecientes exigencias de sostenibilidad y transparencia (como los estándares The Copper Mark) presionan los costos operativos y la gestión de riesgos. Pese a esto, la mega-minera reafirma su compromiso con la Minería Verde, entendiendo que la resiliencia y la producción responsable no solo son una obligación ambiental, sino la clave para garantizar la inversión y el acceso al metal que electrificará el futuro del planeta.