Perú asegura el futuro energético con una inyección de US$36 millones en líneas de transmisión.
En una movida estratégica que refuerza la infraestructura crítica del país, la empresa Red de Energía del Perú (REP) ha anunciado una inversión crucial de US$36 millones destinada a la ampliación de líneas de transmisión eléctrica. El proyecto busca conectar de manera más eficiente el distrito de Chilca, una zona clave con varias termoeléctricas a gas natural, con San Juan de Miraflores en Lima. Esta obra no es solo un tendido de cables, sino un compromiso vital para asegurar que los operadores de generación a gas natural en Chilca puedan operar con total normalidad y de acuerdo a sus cronogramas, garantizando el suministro a la capital y al sistema interconectado.
Este desembolso de US$36 millones forma parte de un paquete de inversión mucho mayor que asciende a US$85 millones y que REP tiene previsto ejecutar. La importancia de esta inversión radica en su rol como catalizador del sector energético: al asegurar la infraestructura de transmisión, se eliminan los cuellos de botella y se permite que la energía generada, particularmente la proveniente de las modernas plantas a gas, fluya sin problemas hacia los centros de consumo. Este tipo de proyectos de infraestructura son el esqueleto que sostiene el crecimiento económico y la estabilidad operativa de industrias claves del país, como la minería.
El impacto de esta noticia trasciende lo meramente técnico. En un contexto de inestabilidad en los mercados y proyecciones económicas globales cautelosas, la inversión de REP en líneas de transmisión envía una señal de confianza y solidez en el mercado energético peruano. Al asegurar el suministro de electricidad y potenciar la infraestructura, Perú se posiciona como uno de los países latinoamericanos más atractivos para la inversión. Es, en esencia, una maniobra que blinda la matriz energética y eleva la competitividad del país en la región.


