Bruselas en alarma: La compra de activos de Anglo American por MMG China amenaza la transición energética de la UE.
La Unión Europea (UE) ha encendido la alarma geopolítica al lanzar una investigación formal sobre el intento de compra de activos de níquel de Anglo American por parte de MMG, la gigante minera controlada por China. El níquel, especialmente el ferro-níquel, es un material absolutamente esencial para la producción de acero inoxidable y, lo que es más crítico, para las baterías de vehículos eléctricos y la infraestructura de la transición energética. La Comisaria Europea de Competencia ha señalado que la operación podría «poner en riesgo el acceso continuo y confiable» de Europa a este suministro, ampliando peligrosamente la ya enorme influencia de China sobre la cadena de valor de los minerales críticos.
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Este movimiento chino golpea en el corazón de la nueva Ley de Materias Primas Críticas de la UE, que busca desesperadamente reducir su dependencia de Pekín, especialmente después de ver el impacto de la dependencia energética de Rusia. La ley, que ya ha aprobado 47 proyectos estratégicos en Europa para impulsar la extracción y el procesamiento local de minerales como el litio y el cobalto, establece una meta crucial: que ningún país no perteneciente a la UE suministre más del 65% de un material estratégico para 2030. La adquisición china de activos clave de níquel, incluso aquellos ubicados en Brasil (Codemin y Barro Alto), es vista como un esfuerzo estratégico para sabotear esta autonomía.
La UE y Estados Unidos están en una carrera contrarreloj para reconfigurar el mapa minero global, buscando alianzas y asegurando suministros lejos del control chino. La investigación de la UE es un mensaje claro de que, a partir de ahora, cualquier transacción minera que amenace la seguridad económica del bloque será analizada bajo la lupa geopolítica más estricta. El control de los minerales críticos (níquel, cobalto, litio, tierras raras) no es solo un tema de negocios; es el campo de batalla de la próxima década . El futuro de la transición verde europea, valorado en billones de euros, pende de un hilo que está cada vez más en manos de una sola superpotencia.
