El despliegue de la flota naval de EE. UU. en el Caribe revela la profunda dependencia de minerales estratégicos. Desde el acero que forma el casco de los barcos hasta el litio de sus baterías, el poderío militar moderno es una manifestación directa de las cadenas de suministro globales de minerales.
El despliegue de una mini flota naval de Estados Unidos en el Mar Caribe, encabezada por el buque de asalto anfibio USS Iwo Jima, evidencia la intrínseca relación entre el poderío militar y la dependencia de los minerales críticos. Esta flota, capaz de realizar ataques aéreos, operaciones antisubmarinas y lanzamientos de misiles, es una muestra del uso intensivo de materiales provenientes de diversas partes del mundo. La operación, cuyo objetivo oficial es el combate al narcotráfico, ocurre en un momento de tensión con Venezuela y subraya la importancia estratégica de estos minerales para la seguridad nacional estadounidense.
El esqueleto de esta flota está compuesto por una variedad de metales. El acero, reforzado con manganeso, níquel y cromo, proporciona la resistencia a los buques. El titanio se usa en los sistemas de propulsión, mientras que el aluminio aligera las superestructuras para una mayor velocidad. Sin embargo, los componentes más cruciales se encuentran en la electrónica de guerra y los misiles guiados. Estos misiles, como los Tomahawk, contienen cobre, oro y plata en sus circuitos, además de tierras raras como neodimio y disprosio, esenciales para los radares y sensores de precisión. Otros minerales como el wolframio y el molibdeno son vitales para cabezales perforantes y turbinas.
El despliegue de la flota también destaca la importancia de la autonomía energética. Los submarinos y drones que acompañan a los buques utilizan litio y cobalto en sus baterías de alta densidad energética. El zinc protege contra la corrosión, mientras que el berilio y el tántalo se emplean en componentes de alta confiabilidad. Consciente de que el suministro de estos minerales estratégicos está concentrado en regiones como el Triángulo del Litio en Sudamérica y el Congo para el cobalto, Estados Unidos ha incluido muchos de estos recursos en su lista de minerales críticos, reflejando que su poder naval es tan fuerte como lo son sus cadenas de suministro globales.