EEUU Lanza un Mega Fondo de $5,000 Millones para Desafiar a China por el Control Global de Minerales Críticos
Estados Unidos está escalando su batalla geopolítica con China, transformando la carrera por los minerales críticos en una prioridad de seguridad nacional y económica. Ante la creciente vulnerabilidad de su cadena de suministro—dependiendo 100% de las importaciones para al menos 11 minerales esenciales y con China controlando más del 70% de la capacidad de refinación global—, Washington ha respondido con una estrategia de inversión intervencionista sin precedentes. El plan más impactante es la creación de un mega fondo de US$ 5,000 millones, impulsado por la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional (DFC) y socios privados, cuyo objetivo es financiar proyectos mineros y asegurar el suministro de cobre, litio, cobalto y tierras raras fuera de sus fronteras.
La nueva política de Washington marca un cambio radical. En lugar de depender únicamente de la producción interna, que ha resultado ser lenta y burocrática, Estados Unidos está utilizando herramientas de Wall Street, como la compra de participaciones y el uso de warrants, para intervenir directamente en empresas mineras estratégicas a nivel global. Esta movida no solo busca asegurar los materiales clave para la transición energética (vehículos eléctricos y tecnologías limpias), sino también para la defensa y la tecnología avanzada. La DFC se está posicionando como un jugador clave en la geopolítica de los recursos, invirtiendo en zonas de alta competencia como el cinturón de cobre de África Central e incluso redefiniendo alianzas al buscar recursos en Ucrania, lo que podría implicar un replanteamiento de sus prioridades de abastecimiento históricas en América Latina.
Esta inyección masiva de capital público-privado subraya la seriedad de Estados Unidos para reducir su dependencia de Pekín. Al mismo tiempo que lanza este fondo internacional, la administración estadounidense ha actualizado su lista de minerales críticos (incluyendo ahora al cobre y el silicio) y está invirtiendo más de $550 millones en infraestructura logística, como el Corredor de Lobito en África. El mensaje es claro: la seguridad económica y la transición verde de Occidente serán financiadas con una nueva estrategia de capital que busca dominar la cadena de suministro minera a nivel mundial. La consecuencia directa es que los países ricos en estos minerales, incluyendo a potencias como Perú y Chile, se encuentran ahora en el centro de una guerra de inversión global.