El fatal colapso en la mina El Teniente de Codelco, que causó seis muertes, expone los peligros de la minería profunda, reabriendo el debate sobre la preparación de la industria frente a los sismos autoinducidos.
El trágico colapso en el sector Andesita de la mina El Teniente de Codelco ha puesto en el centro del debate la seguridad de la minería subterránea profunda. El accidente, que dejó un saldo de seis fallecidos y nueve heridos, habría sido provocado por un sismo autoinducido, resultado de la acumulación de esfuerzos en la roca por el método de panel caving. Este método de extracción, combinado con actividades simultáneas en áreas cercanas, multiplicó el riesgo geológico, llevando a un colapso de una magnitud mucho mayor a la esperada. Los daños superaron lo previsto, afectando 3,700 metros de túneles y obligando a la empresa a replantear sus criterios de diseño y seguridad.
Especialistas han advertido que la roca en minas profundas no siempre puede adaptarse a las nuevas tensiones, lo que causa fallas repentinas o «rockbursts» que son difíciles de predecir. Este incidente en El Teniente, una mina que aporta cerca del 25% del cobre de Codelco, ha generado un fuerte impacto en la operación. Cada día de paralización representa una pérdida de alrededor de 750 toneladas de cobre fino, equivalentes a US$7.5 millones. Más allá de la pérdida económica inmediata, el accidente cuestiona la viabilidad de acelerar proyectos como Andes Norte, que, aunque prometedor, también ha registrado estallidos de roca, y obligará a la estatal a demostrar la estabilidad integral de la mina antes de reanudar operaciones.
La tragedia en El Teniente no solo tiene implicaciones para Chile, sino que también sirve como una lección para la minería a nivel global. El incidente se suma a otros casos recientes de sismos autoinducidos en minas profundas, como el de Kamoa Kakula en África. Por su escala y relevancia en el mercado global del cobre, este colapso podría convertirse en un punto de inflexión para la industria, impulsando la adopción de estándares de seguridad más estrictos en la minería subterránea de gran profundidad. La necesidad de priorizar la seguridad frente a la producción se ha vuelto evidente, lo que podría conducir a cambios profundos en las estrategias mineras a nivel mundial.