El escenario político de Bolivia se transforma con las elecciones, abriendo la puerta a reformas en el sector minero. Mientras el país se reconfigura, el mercado global del litio experimenta un alza en los precios, impulsada por las decisiones de China y las proyecciones de menor producción mundial.
Las recientes elecciones en Bolivia han provocado una reconfiguración política significativa, con la sorpresiva victoria de Rodrigo Paz y un retroceso drástico del partido oficialista, el MAS. Este cambio de poder, calificado por el experto José Gonzales como una «catástrofe total» para el movimiento socialista, abre un espacio para que el país considere reformas en sectores estratégicos como la minería y los hidrocarburos. No obstante, Gonzales advirtió que la capacidad de movilización social del MAS podría generar tensiones y desafíos en la implementación de nuevas políticas. El resultado electoral, por lo tanto, plantea una oportunidad para un cambio institucional, aunque su éxito dependerá de la compleja dinámica con la oposición y los movimientos sociales.
En un contexto paralelo, el mercado internacional del litio ha mostrado un repunte notable. Los precios del mineral han subido un 25%, alcanzando los 80,000 yenes por tonelada, un incremento que se atribuye a la expectativa de una menor producción global. A principios de año, la situación había sido de caída, pero la dinámica del mercado ha cambiado. A pesar de los altibajos recientes, la proyección a largo plazo para el litio sigue siendo positiva, con la expectativa de que los precios se recuperen en los próximos años debido a la creciente demanda global.
Las decisiones de China han jugado un papel fundamental en la volatilidad actual del mercado del litio. El gobierno chino ha anunciado recortes en la capacidad de producción en ciertas industrias, lo que ha afectado directamente el suministro de litio. A esto se suma la no renovación de la licencia a CATL en su mina Yangjiwao, una operación que representa el 5% de la oferta global. Estas medidas, combinadas con una producción que creció un 35% el año pasado, han creado un escenario complejo y volátil que define el panorama del litio, un mineral clave para la transición energética.