Argentina desata US$33.000: El cobre toma la delantera en el régimen de súper incentivos.
El Catalizador de Inversiones de Largo PlazoArgentina ha lanzado un golpe de timón económico con la implementación del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), un marco legal diseñado para atraer capitales por encima de los US$200 millones en sectores estratégicos. El impacto es inmediato y contundente: el RIGI se ha convertido en un imán para la minería y la energía, concentrando el 98% de las presentaciones de proyectos, que superan los US$33.000 millones en total. Este régimen ofrece beneficios fiscales, aduaneros y cambiarios, además de una estabilidad tributaria de 30 años, creando un entorno de seguridad jurídica que las grandes multinacionales venían demandando para comprometer inversiones masivas y de largo plazo en el país.
El Cobre: La Nueva Fiebre del SurDentro de la avalancha de proyectos que buscan la bendición del RIGI, el cobre emerge como el protagonista absoluto. Las aplicaciones relacionadas con este metal, crucial para la transición energética, suman más de US$16.000 millones, lo que representa cerca del 73% de las inversiones mineras dentro del régimen. Gigantes como Glencore han solicitado incluir sus proyectos de cobre El Pachón y Agua Rica con una inversión proyectada de más de US$13.000 millones, mientras que el proyecto Los Azules de McEwen Copper ha sido formalmente aprobado con una inversión de US$2.672 millones. Esta concentración en el cobre apunta a una estrategia clara para posicionar a Argentina como un jugador de peso en la demanda global de minerales.
Impacto Nacional y la Prueba de FuegoLa aprobación de proyectos bajo el RIGI es un evento de gran alcance, con impactos directos en las economías regionales. Los proyectos mineros aprobados, como el de cobre Los Azules o el de litio Rincón, han prometido miles de empleos directos e indirectos, y han asumido el compromiso de usar proveedores locales por encima del mínimo exigido por la ley. Sin embargo, la gran prueba del RIGI reside en el control: El desafío del Gobierno será fiscalizar que las empresas cumplan efectivamente con el cronograma de inversión y los compromisos de empleo y proveeduría. El éxito de este régimen se mide no solo en la cifra de inversión presentada, sino en la capacidad de Argentina para transformar el marco legal en un desarrollo económico real y sostenible a largo plazo.