La inversión en litio en Argentina se dispara, con empresas inyectando miles de millones para explotar el «oro blanco». El país se consolida como un pilar clave en la transición energética global, atrayendo capitales que buscan asegurar un suministro estable para el mercado de vehículos eléctricos.
La industria del litio en Argentina está viviendo un auge sin precedentes, impulsado por una ola de inversiones multimillonarias de empresas internacionales. Compañías como Lithium Americas y SQM están invirtiendo grandes sumas de capital para desarrollar proyectos en el llamado «triángulo del litio», que abarca las provincias de Salta, Jujuy y Catamarca. Este flujo de capital busca capitalizar el vasto potencial de las salmueras de litio en la región y acelerar la producción de un mineral que es clave para la fabricación de baterías de ion-litio.
El dinero se está destinando a diversas actividades, incluyendo perforación, estudios de viabilidad, construcción de infraestructura y proyectos de comunidades. La inversión no solo se mide en dólares, sino también en el desarrollo de tecnologías de extracción más eficientes y sostenibles, un factor que es cada vez más relevante para los inversionistas. El objetivo es claro: escalar la producción para satisfacer la demanda global, que se ha disparado con el crecimiento del mercado de vehículos eléctricos y de almacenamiento de energía renovable.
Este boom del litio posiciona a Argentina en el centro de la escena global. El país se ha convertido en un actor estratégico en la transición energética y su capacidad para producir litio a gran escala podría ser un motor de desarrollo económico a largo plazo. Sin embargo, el desafío para el país es garantizar que este crecimiento sea sostenible y que los beneficios se distribuyan de manera equitativa, en un contexto de creciente preocupación por el uso de recursos y el impacto en el medio ambiente.