El «Cinturón de Fuego» del Litio: El auge minero de Argentina amenaza la hegemonía de Chile.
La publicación de un informe oficial sobre el potencial de las reservas minerales en Argentina ha encendido una alerta geopolítica en Chile, redefiniendo la dinámica de la minería en el Cono Sur y convirtiéndose en un tema de máxima tendencia global. Si bien Chile mantiene su supremacía indiscutible en la producción de cobre, el verdadero foco de preocupación es el avance de su vecino en el llamado «oro blanco»: el litio. Expertos mineros y analistas financieros chilenos admiten abiertamente que la visión liberal del nuevo gobierno argentino, que ha implementado el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) con beneficios fiscales sin precedentes, podría erosionar significativamente su participación de mercado en el mediano y largo plazo.
La amenaza argentina es real y se concentra en el «Triángulo del Litio», una región que comparten los dos países junto a Bolivia. Chile, que posee las mayores reservas mundiales, ha adoptado una Estrategia Nacional del Litio con mayor control estatal y mayores requisitos ambientales, lo que, si bien es sustentable, ha desacelerado el ritmo de la inversión. Por el contrario, Argentina, con un marco regulatorio provincial flexible y el RIGI como gran incentivo, está atrayendo capitales a un ritmo vertiginoso, como lo demuestran los nuevos proyectos de litio y las gigantescas inversiones en cobre y oro. Compañías globales están priorizando la agilidad argentina, lo que pone en riesgo la posición de Chile como líder indiscutido en la cadena de suministro de minerales críticos para la transición energética.
En el corto plazo, el liderazgo chileno en el sector no se ve amenazado, pero la cautela es alta. Analistas de mercado advierten que, si Argentina logra garantizar la continuidad de su marco regulatorio y la estabilidad política a largo plazo, el país transandino podría superarlos en la producción de litio para el año 2030, una predicción que antes parecía impensable. Además, el potencial argentino en cobre –con megaproyectos en la frontera que ya son considerados entre los mayores descubrimientos de los últimos 30 años– y el incremento de la producción de oro, obligan a Chile a repensar urgentemente sus políticas para retener a los inversionistas y capitalizar sus vastos recursos. La carrera por la hegemonía minera regional se ha reactivado.