Acciones de YPF se disparan hasta un 40% en Wall Street tras el resultado electoral en Argentina.
La victoria electoral de Javier Milei en Argentina desató una euforia inmediata e histórica en el mercado de valores de Estados Unidos, particularmente entre los activos argentinos. El papel más emblemático de esta subida frenética fue el de YPF, la petrolera controlada por el Estado, cuyas acciones se dispararon hasta un 40% en un solo día en Wall Street. Este salto no es un simple capricho bursátil; es una respuesta directa y contundente de los inversionistas a la propuesta del presidente electo de reprivatizar la compañía y liberalizar el sector energético. El mercado percibe que el cambio de dirección política podría destrabar el potencial de Vaca Muerta y poner fin a la intervención estatal en los precios, aumentando drásticamente la rentabilidad potencial.
El fenómeno de YPF arrastró consigo a la mayoría de las empresas argentinas que cotizan en Nueva York. Compañías energéticas y financieras experimentaron alzas de dos dígitos, revalorizando el valor de mercado de los activos argentinos en miles de millones de dólares en cuestión de horas. Este entusiasmo bursátil se basa en la expectativa de un giro radical en la economía argentina: el fin de los controles de capital, la búsqueda de equilibrio fiscal y, sobre todo, una mayor seguridad jurídica para las inversiones. La «fiesta» en los mercados no solo celebra un resultado electoral, sino que pone de manifiesto la aversión de los inversores al statu quo económico previo.
La magnitud de este movimiento en YPF es un indicador de la gran prima que el mercado aplica a la posibilidad de que la empresa opere bajo criterios de eficiencia y gestión privada, lejos de las interferencias políticas. Sin embargo, no todo es color de rosa: la subida se da mientras Argentina sigue condenada a pagar una indemnización multimillonaria (cercana a los $16.000 millones) por la expropiación original de la compañía. El nuevo gobierno se enfrenta al desafío de capitalizar esta euforia inversora para reordenar la petrolera y resolver sus complejos problemas legales y financieros. En resumen, el mercado ha puesto su ficha, esperando que el nuevo liderazgo pueda convertir el potencial de YPF en ganancias concretas.


