Perú Busca Desbloquear la Inversión en Hidrocarburos por Riesgo de Déficit
El sector de hidrocarburos de Perú enfrenta una crisis de inversión y producción de alto impacto, con una caída sostenida en la exploración que amenaza la seguridad energética del país. Esta es una tendencia negativa que exige una acción gubernamental urgente. La falta de nuevos descubrimientos y la declinación natural de yacimientos maduros comprometen la autosuficiencia a mediano plazo, obligando a Perú a aumentar las costosas importaciones de gas natural licuado (GNL) y petróleo, lo que impacta directamente en la economía de los consumidores y la industria nacional.
El motor de esta crisis es la excesiva y compleja permisología, que hace que los plazos de aprobación para proyectos de exploración y explotación superen los de sus vecinos sudamericanos. Este factor, sumado a la incertidumbre jurídica y los persistentes conflictos sociales que afectan la operación de infraestructura clave (como el Lote Camisea y oleoductos), ha ahuyentado al capital extranjero. La tendencia es que el sector está exigiendo una simplificación regulatoria radical, similar a la que se busca para la minería, para acelerar la adjudicación y el desarrollo de nuevos contratos de exploración.
El desafío para el gobierno peruano es vital: garantizar el suministro interno de gas natural, el combustible más limpio y asequible del país. La tendencia a futuro requiere una Política Nacional de Hidrocarburos que priorice la predictibilidad legal y la mitigación de conflictos como condición esencial para la inversión. Si Perú logra reactivar la exploración, el impacto no solo será la seguridad y la soberanía energética, sino también un alivio en los costos de energía para los hogares, consolidando la estabilidad macroeconómica del país.


