EE. UU. Asegura su Futuro Eléctrico con la Próxima Megamina de Arizona
Ivanhoe Electric está redefiniendo la minería en Estados Unidos, marcando la tendencia de asegurar la cadena de suministro de metales críticos a nivel nacional. El Proyecto de Cobre Santa Cruz en Arizona se perfila como la nueva megamina de cobre del país en casi dos décadas, un desarrollo crucial para la electrificación global y la seguridad de la cadena de suministro en Norteamérica. Este yacimiento no solo promete una vida útil de más de 20 años y una producción masiva de cátodos de cobre (cerca de 72,000 toneladas anuales), sino que establece un precedente para el autoabastecimiento de este metal esencial, impulsando la visión de una «América del Cobre» más independiente.
La magnitud del proyecto se refleja en sus cifras y el respaldo financiero que ha captado. Un estudio reciente proyecta una inversión inicial de más de $1,200 millones y unos costos operativos ultrabajos que lo situarían en el cuartil más bajo del mundo, garantizando su viabilidad a largo plazo. Lo más impactante es la confianza institucional: la empresa ha asegurado líneas de crédito significativas, incluyendo el interés del Banco de Exportación e Importación de EE. UU. (EXIM) por proporcionar hasta $825 millones en financiación. Esta masiva inyección de capital asegura el cronograma, con el objetivo de iniciar la producción de cobre en el año 2028, consolidando al proyecto como una potencia económica en Arizona.
El verdadero factor disruptivo, y la tendencia que capta la atención mundial, es la apuesta por una minería de «cobre verde» impulsada por la tecnología de vanguardia. Ivanhoe Electric no solo utiliza su avanzado sistema de exploración Typhoon™ para encontrar las reservas de forma más eficiente, sino que está implementando soluciones de sustentabilidad innovadoras. Esto incluye sistemas de transporte de materiales totalmente electrificados y la reutilización de relaves como relleno subterráneo. Este enfoque tecnológico no solo minimiza el impacto ambiental, elimina las emisiones diésel bajo tierra y mejora la seguridad de los trabajadores, sino que posiciona a Santa Cruz como una de las operaciones de cobre más limpias del mundo, demostrando que la producción de metales críticos y la responsabilidad ambiental pueden ir de la mano.


