Giro a la Derecha en Bolivia con la Victoria de Rodrigo Paz: El Sector Minero y el «Capitalismo para Todos» a la Espera
La política boliviana ha experimentado un giro trascendental con la victoria de Rodrigo Paz Pereira en la segunda vuelta presidencial, poniendo fin a casi dos décadas de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS). Este cambio de guardia, con el ascenso de un presidente de centro-derecha, ha generado una enorme expectativa en los sectores productivos, especialmente en la minería, uno de los pilares económicos del país andino. Paz, que ha hecho campaña con el lema de «capitalismo para todos», promete un enfoque distinto al extractivismo estatista anterior, buscando atraer inversión privada, formalizar la economía e impulsar el desarrollo multisectorial. Este nuevo enfoque plantea un futuro incierto pero potencialmente más abierto para la inversión y la gestión de recursos estratégicos como el litio, el estaño y el zinc.
El sector minero, que incluye tanto a la gran minería estatal (COMIBOL) como a las poderosas cooperativas y la minería informal, observa con cautela los primeros pasos del nuevo gobierno. Las propuestas de Paz, que incluyen recortes al gasto público y reformas constitucionales para generar confianza en los inversores, sugieren un camino hacia una mayor desregulación y apertura. Sin embargo, persisten las incógnitas sobre cómo el presidente electo equilibrará la fuerte regulación estatal existente sobre recursos estratégicos, como el litio, con la necesidad de capital extranjero y tecnología avanzada. La forma en que Paz aborde el tejido de las cooperativas mineras, muchas de ellas operando en la cornisa de la informalidad, será un indicador clave de su política extractiva.
La victoria de Paz es interpretada por el sector empresarial como un respiro y una oportunidad para establecer un «diálogo sincero» que defina una agenda de reconstrucción económica, tal como lo expresó la Cámara de Comercio. El desafío más grande del nuevo mandatario no será solo estabilizar una economía marcada por la falta de dólares y la escasez de combustibles, sino también impulsar un crecimiento sostenible que rompa con la dependencia histórica del extractivismo. El éxito de su política minera y económica dependerá de su capacidad para generar las reglas de juego capitalistas necesarias para atraer la certeza de los mercados, mientras navega un Congreso atomizado y las demandas de los poderosos sectores sociales.


