Inversión Minera Récord en Chile Choca con la permisología
Chile, el mayor productor de cobre del mundo, ha comenzado el año 2025 con una inyección de capital minero sin precedentes. Solo en el primer trimestre, el país registró una inversión récord de US$1.368 millones en proyectos aprobados, sumado a 12 nuevos proyectos que representan US$3.148 millones. Este auge no es casual: la transición energética global y la necesidad de cobre, litio y otros minerales críticos han disparado el interés internacional. Además, grandes minas como Escondida (BHP) reportan una recuperación significativa en su producción de cobre. A pesar de la caída histórica en la producción de los últimos años, el país muestra una renovada capacidad de atraer capital para expansiones y optimizaciones clave que buscan mantener su liderazgo mundial en el metal rojo.
El gran paradigma de la minería chilena se resume en la contradicción entre este flujo de inversión y las trabas regulatorias internas. Mientras los capitales llegan, la Cámara Minera de Chile ha calificado al país como el «campeón mundial de la burocracia en permisos». La excesiva «permisología» y la falta de una política minera de largo plazo clara están limitando el verdadero potencial de crecimiento del sector, a pesar de la riqueza geológica y los altos precios del cobre. El informe de Cochilco advierte que, aunque Chile mantiene una posición fuerte en exploración (captando el 19.4% de los presupuestos de Latinoamérica), su marco de incentivos y certeza jurídica debe modernizarse para competir con jurisdicciones más agresivas como Australia o Canadá.
Para destrabar el sector, Chile ha impulsado iniciativas como el Gabinete Pro Crecimiento y Empleo para acelerar la inversión, y está fortaleciendo la promoción en eventos globales como PDAC 2025. El foco está puesto en la sostenibilidad y la innovación, con proyectos que incluyen el uso de agua de mar, la electrificación de faenas (como se discutirá en The Electric Mine 2025) y el desarrollo de talento. Sin embargo, el futuro de la minería chilena, y su capacidad para cumplir con la creciente demanda mundial de cobre, dependerá de la rapidez con la que el Estado logre superar la burocracia y ofrecer un marco regulatorio coherente y estable que garantice la inversión, la seguridad operacional y el compromiso social.