$4.000 Millones en Exportaciones: La Minería que Impulsa a la Economía Nacional
Ecuador está protagonizando una de las transformaciones económicas más impactantes de la región andina, con la minería a gran escala consolidándose como un motor de crecimiento ineludible. Después de años a la sombra de los tradicionales rubros de exportación, el sector minero—impulsado por solo dos grandes minas en operación, Fruta del Norte y Mirador—ha escalado hasta convertirse en el cuarto rubro más exportado del país, superando incluso al banano en algunos meses. El Gobierno ecuatoriano ha proyectado que las exportaciones mineras superarán los US$4.000 millones en 2025, una meta que busca posicionar al sector como el principal generador de divisas a futuro, duplicando las cifras actuales.
Este crecimiento exponencial no solo se refleja en las exportaciones, sino en el empleo y la inversión extranjera directa (IED). La minería se ha convertido en una de las mayores fuentes de empleo a nivel nacional, creando decenas de miles de puestos de trabajo directos e indirectos. La IED en el sector, aunque sufrió un revés en 2024 debido a la inestabilidad eléctrica y burocrática, está marcada por la reactivación de proyectos clave como Cangrejos y Warintza, que requieren inversiones multimillonarias. De hecho, el país ha asegurado compromisos de inversión minera por un valor que supera los US$4.800 millones, lo que subraya la confianza de los grandes players mundiales en el potencial geológico de Ecuador.
Sin embargo, el boom minero enfrenta desafíos que son la clave de la tendencia actual. El país lucha por controlar la minería ilegal, la cual se estima que representa entre el 50% y el 60% de las exportaciones de oro, lo que alimenta el crimen organizado y elude los controles ambientales. Para liberar el potencial de crecimiento, que podría llevar las exportaciones a US$10.000 millones anuales, es urgente que el gobierno logre la reapertura efectiva del Catastro Minero para la exploración, agilice los trámites burocráticos y mejore la seguridad jurídica y energética. La capacidad de Ecuador para gestionar estos retos sociales y regulatorios determinará si se consolida como una potencia minera de clase mundial o si desperdicia una de sus mayores oportunidades económicas.