El Nuevo «Oro Negro»: México Pivota de la dependencia petrolera a ser la potencia de semiconductores en Norteamérica.
La American Chamber of Commerce of Mexico (AmCham) ha emitido una declaración impactante y de máxima tendencia, redefiniendo el futuro económico del país: los semiconductores son el «nuevo petróleo» de México. Este cambio de paradigma no es solo un deseo, sino una estrategia directa impulsada por el nearshoring y la necesidad de Estados Unidos de asegurar su cadena de suministro tecnológico, una lección aprendida durante la escasez de chips de la pandemia. El director general de AmCham subraya que una sola empresa fabricante de semiconductores puede requerir cerca de 400 empresas proveedoras, lo que convierte a este sector en un catalizador masivo para la inversión y la generación de ecosistemas industriales altamente sofisticados.
México se encuentra en una posición geoestratégica inmejorable, beneficiándose directamente de la Ley CHIPS de EE. UU. y del Tratado comercial T-MEC, que fomenta la integración de cadenas de valor en toda América del Norte. Estados como Jalisco, Nuevo León, Ciudad Juárez y Tijuana ya se perfilan como hubs relevantes en esta industria, enfocándose inicialmente en el ensamblaje, pruebas y empaque (OSAT), que es la etapa de la cadena de valor que el país puede absorber y escalar de manera más rápida. Sin embargo, el objetivo a largo plazo es avanzar hacia la manufactura avanzada, una meta ambiciosa que, según la AmCham, podría tardar una década en consolidarse plenamente.
Para capitalizar esta oportunidad histórica y transformarse en una potencia tecnológica, México debe sortear desafíos estructurales críticos. La AmCham ha señalado la urgencia de fortalecer los habilitadores de inversión clave: mejorar el acceso y la capacidad de producción energética, garantizar la seguridad y el Estado de derecho, modernizar la infraestructura logística y, fundamentalmente, generar el capital humano y talento especializado necesario para operar y diseñar tecnología de vanguardia. Solo al abordar estos pilares, México podrá dejar atrás la dependencia de las commodities y asegurar su rol como socio estratégico de EE. UU. en la «Era de Norteamérica».