MINEM declara que Perú debe asumir su rol como potencia global e impulsar $54 mil millones en la cartera de proyectos.
El Ministerio de Energía y Minas (MINEM) de Perú ha lanzado un mensaje contundente y de alto impacto, reafirmando que el país andino es inherentemente minero y que su prosperidad futura depende de asumir plenamente esta realidad. En el contexto de importantes cumbres como PERUMIN, las autoridades han ratificado que Perú posee una impresionante cartera de 51 proyectos mineros con una inversión potencial que supera los 54,556 millones de dólares distribuidos en 18 regiones. Este potencial no solo consolida al país como el segundo mayor productor mundial de cobre y zinc, sino que lo posiciona para un crecimiento sostenido, haciendo hincapié en que la minería aporta cerca del 10% del PBI y es la principal fuente de ingresos por tributación.
La declaración va más allá de solo citar cifras, pues se enmarca en una tendencia global de necesidad de metales críticos para la transición energética. El MINEM subraya que para asegurar esta prosperidad, el Ejecutivo debe enfocarse en la simplificación de la tramitología y la seguridad jurídica para los inversionistas, elementos clave que han frenado proyectos en el pasado. Un punto de inflexión es la propuesta de impulsar la desalinización de agua de mar para uso minero, con el objetivo de retirar de la mesa de negociación el uso de aguas superficiales y asegurar este recurso para el riego, la agricultura y el consumo humano, disolviendo uno de los principales focos de conflicto social.
Finalmente, el mensaje de MINEM tiene un fuerte componente de inclusividad y formalización. El plan no solo busca destrabar la gran minería, sino también incorporar la pequeña minería y artesanal a la formalidad, estableciendo estándares ambientales, sociales y laborales que permitan reinvertir lo producido en beneficio del país. La visión es clara: construir una minería sostenible, responsable y respetuosa con las comunidades, buscando la convivencia armónica con actividades como la agricultura. Perú, en resumen, no solo es un país minero, sino que tiene la obligación histórica de gestionar su riqueza mineral para el desarrollo humano, la inversión social y la consolidación de su liderazgo en el mercado global.