El próximo presidente de Bolivia deberá afrontar desafíos económicos urgentes, como la restauración de la confianza de los inversionistas y la atracción de capital en sectores clave como los hidrocarburos y el litio, que han visto estancarse su desarrollo por falta de una estrategia clara.
El nuevo gobierno boliviano, que surgirá de la segunda vuelta presidencial entre Rodrigo Paz Pereira y Jorge Tuto Quiroga, enfrentará grandes desafíos económicos. Según el analista político Darío Monasterio, la principal tarea será restaurar la confianza en el sistema económico, que ha acumulado un déficit fiscal elevado por doce años consecutivos. La falta de un marco regulatorio estable y de incentivos para la inversión ha afectado gravemente sectores estratégicos, generando un problema estructural que necesita una atención inmediata para asegurar la estabilidad a largo plazo.
Uno de los sectores más afectados es el de hidrocarburos, que ha visto una caída del 45% en la producción de gas natural entre 2014 y 2023 debido a la falta de inversión en exploración. Esto ha provocado que el país gaste más en la compra de combustibles del exterior de lo que recibe por la exportación de gas, poniendo en riesgo la sostenibilidad de los subsidios. Para revertir esta situación, Monasterio señala que la nueva administración debe abrir la puerta a la inversión privada, especialmente la internacional, bajo marcos regulatorios que generen confianza en los inversionistas.
En el sector del litio, la situación no es menos compleja. A pesar de tener una de las mayores reservas del mundo, el recurso no está siendo explotado de manera productiva. Monasterio enfatizó que un recurso sin explotar «vale cero», sin generar ingresos ni empleo para el país. Para solucionar esto, el nuevo gobierno debe establecer un marco jurídico transparente y buscar asociaciones público-privadas que permitan la transferencia de tecnología y la industrialización del recurso. Además, el gobierno deberá combatir la minería ilegal y el contrabando, haciendo un llamado a acuerdos binacionales con países vecinos y fomentando la formalización de los pequeños productores mineros.