La disputa entre Perú y Colombia por la isla Santa Rosa revela la grave situación de la triple frontera, «plagada» de minería y otros delitos que se han vuelto más rentables que el narcotráfico, según expertos.
La reciente controversia entre el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el gobierno peruano sobre la isla Santa Rosa ha puesto de relieve una realidad más profunda: la triple frontera entre Perú, Colombia y Brasil es un foco de crimen organizado. Según el especialista Pedro Yaranga, la zona no es solo un punto de convivencia pacífica, sino un territorio «plagado» de delitos como el narcotráfico, la tala ilegal, la extorsión y, de manera más alarmante, la minería ilegal de oro. Yaranga enfatizó que la minería ilícita se ha vuelto incluso más rentable que el narcotráfico en esta región, un fenómeno que ha crecido significativamente en los últimos tres años, impulsado por los altos precios del metal en el mercado internacional.
La situación es crítica, con grupos criminales colombianos que ingresan a territorio peruano para incentivar el cultivo de hoja de coca, utilizando insumos químicos provenientes de Colombia. Además, un ciudadano colombiano que reside en la zona citó la falta de autoridad en la frontera como un factor que facilita la proliferación de la minería ilegal y el narcotráfico. Un reciente monitoreo satelital en la Amazonía colombiana reveló que, entre noviembre de 2024 y abril de 2025, se identificaron 56 puntos de extracción de oro en los ríos Puré y Cotuhé. Esta actividad ilícita no solo contamina los cuerpos de agua y destruye zonas protegidas, sino que también cruza las fronteras, afectando a Brasil y Perú.
En un hecho sin precedentes y en medio de la tensión diplomática, los ejércitos de Perú, Colombia y Ecuador sostuvieron una reunión de «Inteligencia Militar» para coordinar operaciones conjuntas y simultáneas contra los delitos transfronterizos. La reunión, que se llevó a cabo en Puerto Leguízamo, en el río Putumayo, busca establecer una estrategia unificada para combatir la minería ilegal, el narcotráfico, el tráfico de armas y el comercio ilegal. Este movimiento demuestra el reconocimiento de los tres países sobre la gravedad de la situación en la región y la necesidad de una cooperación militar para enfrentar un problema que afecta la estabilidad, el medio ambiente y la seguridad de la región.