Codelco busca reforzar el liderazgo de Chile en cobre y litio, priorizando la gobernanza, la sostenibilidad y el respeto a los derechos humanos para asegurar una minería responsable con licencia social.
El presidente de Codelco, Máximo Pacheco, destacó el papel estratégico de Chile en la producción mundial de minerales críticos. El país no solo lidera el mercado global del cobre, sino que también es un actor fundamental en el triángulo del litio, que concentra la mitad de las reservas mundiales. Pacheco enfatizó que, como la mayor productora de cobre del mundo, Codelco tiene la responsabilidad de establecer estándares de minería responsable. Esto implica integrar la sostenibilidad, una sólida gobernanza de los recursos y el respeto por los derechos humanos en las comunidades y territorios donde opera, para fortalecer la competitividad del país en un mercado en constante crecimiento.
Uno de los mayores desafíos para Chile es perfeccionar la gobernanza de sus recursos naturales. Pacheco subrayó que el Estado debe transmitir señales claras de buen gobierno a través de la transparencia y el cumplimiento normativo. Esto es crucial para conseguir una «licencia social estable» que permita desarrollar proyectos mineros a largo plazo. En este contexto, la Dirección de Derechos Humanos y Pueblos Indígenas de Codelco ha implementado una estrategia integral, reconocida internacionalmente, para fortalecer su credibilidad como un operador de clase mundial que busca integrar los factores sociales como un componente productivo clave.
Como muestra de este compromiso, el 8 de agosto finalizó la etapa de diálogo de la consulta indígena relacionada con el acuerdo entre Codelco y SQM para la explotación de litio en el Salar de Atacama. El proceso, que duró casi un año, permitió a las comunidades expresar sus preocupaciones sobre la gestión hídrica, la salud ambiental del salar y el empleo local. Para garantizar un diálogo informado, Codelco entregó más de 1,000 páginas de información técnica a los participantes. Este enfoque busca que los pueblos originarios sean reconocidos como socios estratégicos en el desarrollo, lo que es esencial para el futuro de la minería chilena y su liderazgo global.