120 embarcaciones de minería aurífera invaden reserva amazónica de Bolivia, amenazando ecosistemas y comunidades indígenas.
La Amazonía boliviana enfrenta una grave crisis ambiental. Organizaciones civiles e indígenas han denunciado la invasión de al menos 120 dragas ilegales en la Reserva Nacional de Vida Silvestre Amazónica Manuripi, ubicada en el departamento de Pando. A finales de 2024, estas embarcaciones ingresaron a esta vasta área protegida de más de 773 mil hectáreas, poniendo en riesgo especies en peligro de extinción, comunidades indígenas y valiosas fuentes hídricas. La Gobernación de Pando, a través de la Secretaría de la Madre Tierra, confirmó en marzo la actividad minera no autorizada tras un recorrido fluvial por el río Madre de Dios, la principal vía de acceso a la zona afectada.
El Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) identificó siete zonas específicas dentro de Manuripi donde operaron estas dragas: Gran Progreso, Tacuaral, Santa Martha, Puerto América, Cachuelita, El Cairo y Providencia. La minería aurífera ilegal se ha convertido en una alternativa económica para muchos jóvenes de las comunidades, desplazando actividades tradicionales como la recolección de castaña, lo que altera profundamente la estructura social y económica local. Este cambio es alarmante, ya que fomenta una actividad destructiva en detrimento de prácticas sostenibles que han definido la región por generaciones.
La senadora Cecilia Requena denunció públicamente que se tenía conocimiento de estas operaciones ilegales desde febrero, particularmente en la comunidad indígena Puerto Palma Real. Winston Maeda, líder de la comunidad tacana Buenaventura, detalló que las dragas ingresaron desde Riberalta, en Beni, cruzando el río Madre de Dios para asentarse en el corazón de la reserva. Aunque las dragas ya no son visibles, Maeda aseguró que «dejaron el río contaminado y dañaron nuestra reserva». Esto resalta el impacto duradero de estas actividades ilícitas y la urgencia de medidas efectivas para proteger uno de los ecosistemas más valiosos de Bolivia.